Toco mi cabeza
en el océano de mis manos,
y asoma desde mi sombra
la madera de un cuerpo abierto
la luna con ojo brotado que es mi seno
donde jadea el hombro.
¿Qué le niega el espacio al movimiento?
Es necesario incorporarme al tiempo
dejar de reir al borde de las horas
nacer, si es posible
bajo un color distinto.